Debes plantearte objetivos y metas

La semana pasada, me gradué en el PADE del IESE. Y así cerré un capítulo de seis meses de esfuerzo y dedicación incesante. Durante este tiempo Cynthia sufrió en primera persona el sacrificio que implicó mi ausencia los fines de semana, mientras estudiaba (y no pudo más de felicidad cuando me entregaron el diploma).
Hoy, con mi primera semana “libre”, tengo la oportunidad de mirar hacia atrás y apreciar el viaje que he emprendido este año.
Todo comenzó con dos objetivos ambiciosos: cursar Singularity University y lanzarme al mundo de TikTok. Estos no eran pequeños, pero estaban llenos de desafíos y posibilidades.
Conforme avanzaba el año, mis objetivos evolucionaron y crecieron. La salud se convirtió en una prioridad, y con la ayuda de un Doctor y un Personal Trainer, empecé a transformar mi cuerpo, logrando una fuerza que nunca creí posible. Y mientras tanto, el PADE del IESE se presentó como una oportunidad que no podía rechazar.
Cada uno de estos compromisos, aunque gratificantes, se me fueron de las manos. Y muchas veces, el equilibrio entre mis ambiciones y mi capacidad para manejarlas tambaleó, pero nunca me rendí.
Ahora, mirando atrás, veo cuánto he logrado.
Y cada experiencia ha sido una lección en sí misma:
- En Singularity University, aprendí a anticipar y adaptarme al futuro.
- Con el Doctor y el Personal Trainer, experimenté una gran transformación física y de salud.
- En TikTok, encontré una voz y una audiencia que resonó con mi mensaje.
- A través del PADE, aprendí a pensar como un empresario y formé conexiones muy valiosas.
Este año pude ratificar que fijar objetivos y metas es vital.
Sin ellos, es fácil caer en la complacencia o perder el rumbo. Y seguir estancados en nuestra zona de confort, quejándonos de lo que nos sucede, sin prepararnos para un futuro cada vez más competitivo.
A mis 53 años, nadie me obligó a volver a estudiar en dos instituciones tan importantes y exigentes. Tampoco, a lanzarme en una nueva red social tan demandante y que supuestamente es “para jovencitos”. Y menos aún, a levantar peso y llegar a récords como nunca antes logré.
Todos estos objetivos tienen algo en común: implican una fuerte inversión en tiempo y en dinero.
Por lo que sin dudarlo, invertir en uno mismo, es la mejor inversión que uno puede hacer.
Siendo 40+ 50+, no solo retomé los estudios y me adapté a nuevas plataformas digitales, sino que también me reinventé tanto física como mentalmente. Esta experiencia me enseñó perseverancia, adaptabilidad, y el valor de nunca dejar de aprender, permitiéndome evolucionar y ser mejor que el año anterior.
Mi esperanza es demostrar que nunca es tarde para desafiarse a uno mismo. Y dejar en claro que si nos lo proponemos, ¡podemos comernos el mundo!